Cómo proteger del frío a los más pequeños
Con la llegada de septiembre los termómetros comienzan a bajar y son muchos los padres que se preguntan cómo evitar que sus hijos contraigan alguna enfermedad característica del invierno. Resfriados y gripe se vuelven muy comunes, sin embargo, siguiendo unos consejos y manteniendo ciertas normas básicas, nuestros pequeños podrán seguir jugando y disfrutando de la calle sin que esto suponga ningún problema.
Ropa de abrigo
Este puede ser el consejo más obvio de todos, sin embargo hay muchos padres que visten a sus hijos como esquimales y esto al final acaba siendo contraproducente, pues un exceso de ropa evita que haya una transpiración adecuada.
Elegir la ropa es de vital importancia y para ello debemos centrarnos en tres puntos claves por ser los más expuestos: la cabeza, las manos y los pies. Además, el uso de camisetas interiores térmicas es una buena solución ya que permite una mayor movilidad, especialmente cuando los niños están jugando en la calle.
También hay que tener en cuenta el tipo de tejido de las prendas de vestir: la lana, por ejemplo, puede irritar las vías respiratorias, acumular polvo y causar alergias. El material más apropiado para los niños es el algodón.
Alimentación
En esta época del año la alimentación se vuelve aún más importante pues es necesario aumentar las defensas para evitar posibles resfriados. Es muy recomendable incrementar las raciones de frutas y verduras, con especial atención en aquellos alimentos ricos en vitaminas A y C como las naranjas.
Otro detalle a tener en cuenta es cambiar las bebidas frías del invierno por sopas, caldos o agua a temperatura ambiente. Aunque es muy frecuente que sigamos bebiendo agua fría durante esta época, debemos evitarlo.
Evitar cambios bruscos de temperatura
La aparición de enfermedades respiratorias se ve favorecida por los altos contraste de temperatura que se dan entre el exterior y los lugares cerrados. Para no sufrir estos efectos es muy importante evitar el exceso de calefacción en lugares cerrados o ventilarlos de vez en cuando para evitar que se acumule mucho calor.
En el caso de los niños, especialmente cuando hacen deporte o están jugando en la calle, esto se puede evitar compensando los cambios con ropa térmica adecuada que regule su temperatura.
Hidratar bien la piel
Con el frío y los constantes cambios de temperatura, la piel se vuelve mucho más frágil y sensible. Esto puede provocar irritaciones y fisuras en la piel o en los labios. Mantener las zonas más sensibles bien hidratadas, como manos, cara y labios es importante para evitar estos pequeños pero muy molestos síntomas.
Seguir el calendario de vacunas
Mantener actualizado el calendario de vacunas es de vital importancia. Con el frío aumenta el riesgo de padecer enfermedades respiratorias, por lo que es importante seguir unos cuidados específicos además de concienciar a los más pequeños de la necesidad de ir a vacunarse. Con ello evitaremos que enfermedades tan comunes en esta época como la gripe afecten a nuestros hijos.
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